Dedicado a alguien que es como las amapolas: de campo, asilvestrada, fuerte, potrosa, ... y muy bonita. Y por ser la única en conocer el motivo por el que hago fotos al cielo.
[Es ahora, papá, cuando te recuerdo contándome cómo viviste la Riada de 1957. Y tu especial nerviosismo (que te quedó toda la vida) cada vez que veías aproximarse una tormenta.]