"Venga, juguemos, cuento hasta tres y te escondes.
Va, que no tengo todo el día. Además, se hace de noche, ¿no has visto la foto?
Y no se vale esa manera tuya de esconderte pegadita a mí, con la cara entre mi pecho y mi axila, agarrándome con los brazos y las piernas para que no pueda huir, tumbados en la hierba. De esa manera lo único que consigues es que cierre los ojos y no quiera moverme, sintiendo tu peso encima, y oliendo tu pelo, ese que huele a verano, vainilla y granizado de limón.
No te rías, va, que siempre pareces lo que eres: una chiquilla feliz y gamberra, un trasto.
Seamos serios y juguemos, que van a salir las estrellas. Y ese será un momento único para ti y para mí. Porque pienso parar los malditos relojes, reunir a todos los gatos del mundo y eliminar lo feo de nuestras vidas: de la tuya y de la mía.
Y aprender a sonreír de nuevo.
Mirándote.
Y mirándolas a ellas, ... a las estrellas."
E.M.
Qué bonito y entrañable poema, Edu.
ResponderEliminarGracias.
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